Por Alejandro Torres.
Ahora veo mucho más claro el porqué del éxito del tema suspense-enigma que ha hecho furor en el mundo literario y cinematográfico por parte de los países nórdicos. No es gratuito el boom de estos últimos años si nos fijamos en cómo desarrollan sus hilos narrativos: centrándose en un problema viejo, logran destejer una mala memoria y conectarla con la actualidad. No es que hayan descubierto una nueva forma de contar un asesinato; se trata más bien de la calidad con la que desmadejan el lío. Suelen disectar como un taxidermista la condición humana y los desenlaces son inteligentes. Veo así que habrá larga vida para el género negro en esas tierras. En esta ocasión la trama va de un juicio adelantado a un hombre poderoso y sus consecuencias para quienes lo condenan. Todo se complica cuando el enjuiciado decide cobrarse la cuenta, destruyendo la vida de alguien que está cercano al fiscal y va tejiendo una red que lo trapará hasta la asfixia. De un momento a otro la vida de Jonas, abogado defensor exitoso y jóven, se troca en un desastre luego de una noche de tragos cuando encuentra en la bañera de un hotel a su acompañante estrangulada. Bienvenidos a este enredo espectacular y del que poco se ha hablado en nuestro medio. Un thriller en la vena de Stieg Larsson que no deja oportunidad a levantarse de la silla.