KILLER JOE – William Friedkin. USA, 2011.

killer joe

Por Mauro Vargas

La violencia, el asco y la desgracia tienen un delicioso punto límite que, al traspasarlo, no deja más opción que reír. Killer Joe es la muestra ideal. ¿Cómo estar de acuerdo con que una familia decide matar a su madre por un seguro de vida de cincuenta mil dólares? Estos personajes están al borde de la desesperación: son patéticamente pobres, económica y racionalmente. Juegan a encender una rama con una mano mientras en la otra sostienen una lata de gasolina. Merecen todo lo malo que les pueda pasar.

Padre e hijo, secundados por la hija menor, deciden contratar para cometer el crimen a un tipo llamado Joe Cooper, asesino a sueldo y policía. El plan no revela fisuras: será como tener a la justicia de su lado todo el tiempo. Y, ciertamente, Joe es tan efectivo como dicen. Cobra veinticinco mil dólares por anticipado. Pero padre e hijo no tienen para pagarle hasta después de reclamar el seguro. Entonces Joe pide una garantía: acceso total a la pequeña y virginal Dottie. De repente se ha enamorado de ella. Y ese es tan solo el comienzo de aquel desfile de infortunios merecidos.

William Friedkin, director de El exorcista, nos presenta lo que para él es una retorcida historia de amor, al mejor estilo de Cenicienta. Pero es más que eso: es hablar sobre la avaricia, la miseria, la mediocridad y la violencia con un humor tan negro como el coltán. Killer Joe es casi el resultado de revivir a Erskine Caldwell e invitarlo a escribir, con las perversiones de estos tiempos, una de esas historias que gustaba imaginar, supurantes de crudeza y malos infortunios.

La vida inesperada – Jorge Torregrossa. España, 2014.

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Por Alejandro Torres.
Hace muchos años me visita un budista; un neobudista para mejor decir. Es un viejo amigo ya. De cuando en cuando me compra algún libro y siempre es un libro precioso, de esos que suelen añorarse mucho y verse muy poco. Pero lo traigo a cuento a mi amigo ya que suelo consultarlo, aprender de él y una tarde de tantas me dijo que la felicidad, la verdadera felicidad, se halla en la renuncia; en no buscar donde se suele buscarla: en las cosas materiales, en los otros, en los asuntos del mundo. Correr tras esas quimeras es justo la manera de no hallar nada. Abandonar la esperanza en lo pasajero es mejor. Difícil realización me planteaba mi amigo pero, las imágenes y sensaciones que constantemente se plantean frente a uno, suelen hablar mejor que todas las palabras. Esta peli que les recomiendo trata de eso, de encontrar sin buscar pero manteniéndose atento. No deseperanzado y sin ángel sino abierto en todo momento a lo inesperado; al cambio. La trama humilde de las vidas de los sin tierra es la luz de esta historia. New York, esa ciudad de trasterrados, es el telón de fondo que propone bandazos semejantes a la felicidad pero mejores en tanto nos ponen a prueba. A veces es bello que una película no requiera de sobresaltos y ruido para ser una gran narración. Basta con que nos parezca que bien podríamos ser nosotros los protagonistas. Un cuento sencillo pero profundo. Renunciar al sueño para toparse con la vida. Como mi amigo, que se deja venir a ver mis pocos libros sin buscarlos. De cuando en vez, sin esperar ninguno en particular, un libro aparece. Cada tanto. En fin, una peli grata.
https://youtu.be/XEw9RpPg5-8

Whiplash – Damien Chazelle. USA, 2014

Por Alejandro Torres.

«No pain, no gain«, parece ser el mensaje de este film que los dejará sedientos por más cine de gran factura. Una solida historia de Jazz en la norteamérica actual pero anclada a los valores ya idos. La canción es la misma. Para que Bird Parker pudiese volar alto y habitar en la memoria generaciones luego de su deceso, tuvo que acercarse a límites sobrehumanos. El mundo de la música lo exige. Dar hasta la sangre por la excelencia. Esta peli es un debate a muerte entre el fracaso o la máxima gloria. El resto parece quedar destinado a servir café tras un mostrador grís. La belleza, ya se sabe, es una amante cruel. Y el personaje de esta peli sabe dónde se compran las flores para esta chica.  Quizá no sea aventurado decir que se ubica entre las mejores pelis recientes. Al término de esta historia se siente uno como empujado a ir por una buena dosis de Jazz.

The Neon Bible – Terence Davies. UK,1995.

Por Alejandro Torres.

Estamos hechos de recuerdos, también. Puede que se prefiera no recordar para no estar atados al pasado y sin embargo, solemos servirnos de la memoria bien para evitar tropezar de nuevo o para viajar a otro tiempo, como sin duda pretende mostrarnos la adaptación que Terence Davies hace del gran clásico de John Kennedy Toole. La crítica no resultó favorable a este film de mediados de los noventa pero, a pesar de no ser fiel al espíritu del texto, logra fabricar fuera de la sombra literaria un hilo narrativo donde las memorias de un chico rural del sur norteamericano en la década del cuarenta, nos va llevando paso a paso por el ambiente de esa zona y sus gentes; campesinos atrapados por la creencia religiosa, la ignorancia, el dolor de crecer  y la incertidumbre de la segunda guerra mundial. Un lienzo lleno de almas perdidas que van deambulando al ritmo de la música de Dixieland. Otros dirán que es un fresco cutre de esa época. Considero que vale la pena darle un vistazo, la banda sonora es por demás, remarcable y los silencios que dividen una tonada de otra funcionan como retornos bruscos al ritmo del tren que deja atrás la memoria de tiempos difíciles. Una peli injustamente olvidada. Gran parte del alma de los años cuarenta en norteamérica ha quedado atrapada allí. Probablemente al gran Toole le hubiese disgustado la adapatición de su historia. Prefiero sugerir verla desligada de la novela y juzgarla por si sola.

 

Nightcrawler – Dan Gilroy. USA, 2014

Por Alejandro Torres.

Es difícil rastrear el origen de una obsesión. A veces una calle, un aviso hallado repentinamente en la prensa, un spot de TV, una página de la web pueden conducirnos a vicios insospechados. Esta peli, uno de los mejores thriller que he podido ver en años, retrata la evolución de un deseo. Ambientada en Los Ángeles pertenece a la sección de clásicos instantáneos. Un tipo con agallas pero sin un rumbo claro, se encuentra una noche con su porvenir en forma de Crónica roja. Descubre que hay una mina de oro tras el asco y va tras esa quimera. Cine psicológico de alta factura, nos atrapa con la actuación de  Jake Gyllenhaal (Enemy, Zodiac, Donnie Darko), quien va haciendo camino en las rutas de la interpretación de papeles llenos de desasosiego mental. Puede que la historia de este film resulte predecible pero, rara vez se ha hecho el recuento paso a paso de la génesis del mal, de la implacable cacería que suelen emprender los hombres una vez han descubierto a su presa. Pura pesadilla urbana empacada en un film que no desconoce el horror y la frialdad que anidan en la mente humana. El cine negro ha vuelto.

Dom Hemingway – Richard Shepard. UK, 2013.

 

 

Por Alejandro Torres.

El tiempo a la sombra; el lapso del que no tengo idea pero que, de seguro, no le deseo a nadie, es una fábrica de olvido casi segura. La gente que sabe concluye que el carnaval de barrotes es un tiquete a un viaje que, de terminar bien, te deja en un estado de desconexión y ansiedad del que pocos se reponen. Dom Hemingway ha logrado resistir y sale en busca del tiempo perdido. Lo malo es que la gente nada quiere saber de Dom Hemingway y reclamar en traje de ex convicto tiene sus peros. Una comedia excelente, muy inglesa donde Jude Law se traga la cámara y se da gusto sacando al irracional que todos tenemos atrapado. No conviene ahondar en los pormenores de esta peli pero valga adelantar sin peligro que, las segundas oportunidades existen siempre que uno lleve un obstinado Dom Hemingway esperando ese momento de cobrar lo que nos ha sido retenido por tanto tiempo. Aún a sabiendas de que a nosotros también nos tengan guardadas deudas.

Vivir es fácil (con los ojos cerrados) – David Trueba. España, 2013.

Por Alejandro Torres.

Lennon, el Beatle más famoso de The Beatles, llegó a aburrirse tanto de su entorno que una buena tarde recaló en unas playas perdidas de la España franquista para alejarse de sus compañeros y de todo el agobio de la fama. Le dio, también, la comezón de hacer cine, de jugar al actor y de esas vacaciones anodinas salió una peli más bien regular llamada How I won the war  y el recuerdo de hallarse entre gentes que no entendía ni lo entendían. Este nuevo film de Trueba juega con la perspectiva nada inprobable de una cacería loca y sin cuartel de un fan suyo que va de Albacete hasta la lejana Almería en busca de un encuentro. Sin embargo, Lennon, secundario en la vida cotidiana, será secundario también en esta historia donde lo importante es el viaje y no el destino; en el camino irán apareciendo las cosas que hacen que una travesía a bordo de un coche barato se convierta en una experiencia de crecimiento y del descubrirse a sí mismo. Como dijo alguien, de esto están hechos los sueños, de los acantilados a donde nos lanzamos sin saber si nos tocarán rocas o agua. La vida es esa apuesta donde solo ganan quienes le van  a la vida misma sin importar si la desgracia tiene una carta bajo la manga. Queda por saber si una canción mencionada en la película si fue gestada por John Lennon mientras estuvo en un pueblo aburrido levantando polvo con su Rolls Royce mientras la gente no entendía. Una peli que maneja otras emociones. Cero vértigo, solo una historia bien contada. Quedan todos invitados.

Dictador, un trabajo de locos (documental) – Alain Charlot. Francia, 2012.

Por Alejandro Torres.

Cuándo le preguntan a alguien en la calle, qué haría si tuviera un día para ser el amo y señor del mundo, normalmente no dicen nada interesante pero, seguro se van a casa pensando en la macabra posibilidad de controlar los destinos de muchos y de mucho por algún tiempo; no hay que juzgar al ser humano. Normalmente, una gota de poder es más que suficiente para sacar lo peor de nosotros, sin importar qué tan budistas o fascistas seamos por fuera o en el fondo. Así que pueden irse imaginando lo que han hecho los que de verdad han llegado a ese nivel de control que es algo más que esa gota de la que hablaba anteriormente. Divertido y sórdido de principio a fin, este paseo por la vida privada y los excesos de los dictadores más importantes y los menos fichados por los medios, no los dejará insensibles. Hay tipos que gastaban millones de dólares de sus naciones en Cognac, Que mandan a hacerse vestidos cada día, que sacan su rostro en todo tipo de objetos, que tienen barrios enteros de personas solo dedicadas a cocinar para ellos, que se hacen traer a diario comidas del orbe entero. No contentos con admirar cosas de otras naciones, son capaces de replicarlas para su disfrute personal; incluso si se trata de edificios del tamaño del pentágono, o de escribir un libro que reemplace todos los libros. Ser dictador sirve para eso: para demostrar el tamaño del ego y la voluntad propia sobre la ajena hasta llegar a copiar la coronación de Napoleón como emperador durante la toma de presidencia de un estado pobre en medio del África más negra. En fin, es una oportunidad imperdible para la risa y el horror. Si pudiera, lo volvería obligatorio; dictaría esa norma, autárquicamente.

The Pervert’s Guide to Ideology (documental) – Sophie Fiennes. U.K., 2012

Por Alejandro Torres

Como una secuela esperada de parte del Esloveno más famoso, aparte de los músicos de la agrupación de música industrial Laibach, Slavoj Žižek, Filósofo donde los haya, nos mueve otra vez. En esta ocasión vuelve a demostrar a través del cine cómo obran los mecanismos inconscientes que construyen las ideologías y cómo nos es casi inevitable caer en la trampa. Existe una zona de placer donde se han asentado con facilidad nuestras percepciones sobre lo que ocurre a nuestro alrededor y nuestras acciones y pensamientos; nuestros miedo y sueños. Esa zona es un otro que nos tranquiliza, nos anestesia y nos sirve para no hacernos preguntas de más. La ideologías son la creencia. El psicoanálisis lacaniano va evidenciando cómo en realidad siempre estamos solos con nuestros actos pero, de haber algo o alguien que los avale, la sola imaginación ha servido durante siglos; la religión crea la bisagra entre lo pensado y lo hecho y si sucesivamente, vamos creando otros invisibles que tengan la cualidad especial de hacernos sentir bien. La mercancía tiene un encanto que solo desaparece si arrancamos de cuajo la etiqueta; los totalitarismos solo se sostienen en ese fantasma, esa ilusión radical contra la que lucharon Mao y Stalin si saber que la encarnaban tan bien y de tantas formas como solo el capitalismo podría haberles enseñado. El Capitalismo que, como siempre, ha sabido ser crisis y salida de la crisis. Esta tensión interminable en donde la Izquierda auguró el fin, fue solo la utopía última del mercado; hacernos sentir cerca del cambio de tal manera que ese ardor fuese el nuevo traje del emperador. Un totalitarismo de consumo; una mercancía tan avanzada que fuese capaz de robar el alma mientras te digan que ella va a un buen lugar para que la entregues en medio de cantos. Slavoj  Žižek sabe que hoy Koba se vestiría de Prada y tomaría café en Starbucks. Sabe también que la frontera es vendernos la soga y que con gratitud nos ahorquemos. Que la única salida puede ser aprender a ser perversos en nuestra lectura de las imágenes y que ridiculizando el mercado mientras mercamos, quizá aún quede espacio para la mejor distopía jamás escrita: esa donde el capital baile tanto que empiece a dar muestras de que está ebrio y no le cabe una copa más de nuestra sangre. Mientras Rammstein y Laibach siguen sin ser entendidos. La mejor forma de eludir lo totalitario, esa gran iglesia donde sabemos que no habrá milagros, es hacerlo explotar desde dentro, Teatralizar hasta el absurdo su comedia. Algo distinto de pensar que pensamos correctamente solo porque no hicimos fila en Starbucks y Facebook está muy a mano para sentirnos menos ovejas de lo que ya somos. Es la clásica imagen del delfín eviscerado que nos produce asco pero solo lo apoyamos desde casa porque así nos sentimos mejor pero en el fondo sabemos que no sirve de nada. Es solo paz de heroinómano: ya vendrá la necesidad de un poco más. Cuántas vece no hacemos fila para pagar? El control de nuestras vidas habita justo en eso que descarnado, nos daría miedo. Solo sus contornos suaves bastan para mantenernos entretenidos. La ideologías son estadios fluidos de nuestros sueños en la vida real. Inermes por costumbre y comodidad, dejamos que algo más disponga mientras creemos haber arrojado la moneda y escogido, de paso, la cara por la que cayó.

En caso de que les haya quedado sonando este documental, ahí se los dejo

Donde viven los monstruos – Spike Jonze. USA, 2009

Por Mauricio Vargas Herrera.
Pocas películas se balancean en la difícil cuerda que pende entre públicos de edades diferentes sin llegar a decidirse por uno en concreto. «Donde viven los monstruos» es una película aparentemente infantil que no es del todo para los niños, pero tampoco es exclusivamente para los adultos. Sin embargo, podemos decir que calará mejor en la mente de los mayores que, no se sabe cómo ni cuando, decidieron que saben a la perfección cómo funciona la mente de los más pequeños.
A ellos no se les debe subestimar. Sus mentes captan con facilidad todo lo que gira a su alrededor. Los mundos que imaginan funcionan como escape al torbellino de emociones con las que deben lidiar en secreto. La soledad, el rechazo, ser diferente, son preocupaciones que, como seres humanos, los afectan. Pero ellos no se derrumban sino que asimilan tales cosas y luchan contra ellas, ya sea en secreto o manifestándolo a gritos. Max, el protagonista de esta emotiva cinta, lo hace de ambas maneras. El mundo real y cotidiano es ajeno a él y en un estallido de ira, provocado por la incomprensión de los otros, huye a otro mundo en donde puede hacer frente a esos dilemas que lo aquejan. Es una isla en donde habita una pequeña comunidad de monstruos. Allí será proclamado rey. ¿Es un mundo imaginado por él y repentinamente materializado? ¿O acaso existe de verdad? Es desición del espectador. Lo que sí es cierto es que aquella isla de acontecimientos inesperados y parajes sin sentido es la herramienta por la cual el pequeño trata de comprender el complejo mundo interior y exterior al que pertenece.
Desconozco cómo reaccionaría un niño frente a esta película, pero de algo estoy seguro: el adulto se dará cuenta de que las mentes infantiles pueden ser incluso más complejas que lo que sospecha.
La película está basada en el libro homónimo de Maurice Sendak. Su historia causó revuelo, quizá por el inesperado nivel de madurez siendo un libro para los más chicos. Pero el autor bien lo dijo: «Los adultos son personas que tienden a sentimentalizar la infancia, a ser sobreprotectores y a pensar que los libros para niños han de amoldar y conformar la mente a los modelos aceptados de comportamiento, logrando niños sanis, virtuosos, sabios y felices».
La película revela esta gran verdad.