Por Alejandro Torres.
Qué se piensa Usted? Que cualquiera puede publicar un libro, seguramente. Pues se equivoca y este libro puede ayudar a aquellos que se sienten cerca del parnaso a abandonar toda esperanza. Cómico hasta el final y agudo en sus posibilidades, Camilien Roy se faja un manojo de cartas de rechazo que serán la delicia del lector malagradecido que rie a costillas del acto fallido del escritor. Para los de mala uva que siempre han creído que sobra papel impreso en el mundo este puede ser su manifiesto. Detrás de cada editor puede haber una madre o un verdugo y si de ganar estoicismo se trata, este libro es, por qué no, un raro manual de preparación espiritual; un ars moriendi, si se quiere. Todos los que sienten que la pluma los hala tendrán que prepararse para más de un No y esta es la mejor colección de bofetadas editoriales que se pueda concebir: destila desdén, bilis negra y una buena cantidad de razones que pueden ser fatales para que alguien continúe en ese camino de las musas que se dejan imprimir y conocer hasta la inmortalidad. Animo, no pierdan la esperanza; cuentan que Bukowski colecciono tantas negativas que pudo haber enpapelado su excusado con todas ellas y sobrar material para usos urgentes. Así es la vida de los escritores. Creo que muchos de los que hoy se leen con fervor deben tener guardados como tesoros estos baldes de agua fría que Camilien Roy ha puesto a nuestra disposición para reir no sin algo de conpasión por la labor literaria.
Árbol de tinta libros 